Consumo y esclavitud. Dos caras de una misma moneda
Vale, en este post voy a abordar un tema que ya estaba tardando demasiado en salir, ya que para mí es algo así como una misión personal que yo misma me impuse hace algunos años, y es tratar de concienciar un poco sobre realidades actuales en el mundo de las que, nos guste o no, somos en gran medida responsables.
Puede que a priori penséis ¿y qué tiene que ver esto con la educación? Pues mucho, la verdad, ya que educar no es sólo transmitir conocimientos, como hemos visto, sino que supone educar en valores también. Y es en esto último en lo que entraría este post.
Si os habéis fijado en el título, puede que ya intuyáis por dónde va la cosa... Y sí, es sobre nuestro consumismo y las consecuencias que este tiene (no me voy a meter en las medioambientales porque esas seguro que las sabréis ya de memoria).
Voy a tratar de ser lo más escueta posible, porque no me interesa tanto que me leáis a mí como que ojeéis lo que dicen las personas cuyos testimonios os dejo señalados abajo.
Así que, vamos al lío.
- La ropa
¿No os parece curioso que la ropa de ciertas empresas sea tan barata? De eso que vas y dices "Cucha! Está tan barata que me voy a llevar estas dos, que son muy bonitas!" y entonces esas dos camisetas van a parar a tu armario junto con las otras 20 que tienes ahí guardadas, de las cuales usas 6. ¿Y a mí qué me importa lo que compres y lo que te pongas? Efectivamente, me importa poco. Pero quizá te interese saber que, generalmente, para que la ropa se venda a bajo precio, la empresa tiene que generar aún menos gasto para que le salga rentable, lo que suele traducirse en explotación/esclavitud de mujeres y niños en países en vías de desarrollo y en los que los derechos humanos y las condiciones higiénicas y de seguridad laboral brillan por su ausencia. Así que aquí me gustaría lanzarnos una pregunta como sociedad consumista, ¿qué pesa más en nuestra balanza, comprar dos camisetas nuevas para juntarlas con las 20 que ya tengo o la lucha por los derechos humanos de las personas? Parece que, a priori, todos estamos de acuerdo en que la esclavitud no se debe permitir, pero en la práctica "ojos que no ven, corazón que no siente". No parece que nos incomode mucho tener esclavos que nos cosan nuestra ropa, siempre y cuando no lo veamos, claro.
Te dejo aquí varios links sobre el tema:
¿Tu ropa respeta los derechos humanos?
“Vaqueros mortales”: Las marcas de moda siguen utilizando el Sandblasting en fábricas de Bangladesh
¿Y si tu ropa estuviese cosida por niños esclavos? La explotación detrás de la ropa?
- Dispositivos electrónicos
¿Y el móvil? ¿Nos fijamos cuando vamos a comprarlo, si está manchado con sangre? Sí, claro, de los desperfectos físicos que pueda tener ya sé que los revisas con lupa, pero no es esa mancha a la que me refiero. Nuestros dispositivos telefónicos contienen los llamados "minerales de sangre" (coltán y tantalio, entre otros) que son minerales localizados mayormente en la República del Congo. Y estos son extraídos por medio del trabajo esclavo e infantil, explotados por grupos paramilitares que venden estos minerales con el objetivo de adquirir armas y continuar con la guerrilla. Es decir, para poder fabricar nuestros móviles, se les compra los minerales a estos guerrilleros esclavistas y contribuimos a la explotación infantil, esclavitud y a la financiación de sus guerras. Sin embargo, grandes marcas ya se están posicionando al respecto y declaran que tienen un compromiso ético con ello, por lo que supervisan de dónde viene la extracción del coltán que usan y cómo es este proceso. Ahora te pregunto, ¿sueles tener esto en cuenta a la hora de elegir tu terminal, o te interesa más que sea un móvil "pepinazo" a que no esté manchado de sangre?
Si quieres saber si la marca de tus dispositivos tiene un compromiso ético de suministro responsable de estos minerales, puedes buscar en Google la política de tal marca sobre los minerales en conflicto. Si no te aparece nada, mala señal.
Aquí tenéis un link que os puede ayudar sobre esto:
¿Existe un teléfono móvil ético?
Te dejo aquí un link sobre esto:
¿Qué es un móvil sin "minerales de sangre" y por qué deberías comprarlo?
- ¿Por qué os cuento todo esto?
Podría decir muchas cosas más y aportar más datos, pero prefiero que leáis/escuchéis los testimonios de estos chicos migrantes, que espero no os dejen indiferentes.
Puede que os preguntéis por qué me tomé esto como misión personal y es que a algunos de ellos los conocí en persona de voluntaria en el CETI de Melilla. Conocer a estas personas y escuchar el relato de todo lo que pasaron desde que salieron de sus casas hasta llegar allí (más lo que vivían en sus países de origen, que precisamente es la razón de que sufriesen posteriormente todo lo demás). Ver sus caras, sus marcas, sus heridas... Eso, más el sentimiento de impotencia, rabia y hasta asco de ser una más en la cadena que hace que esas personas tengan que pasar por todo ese horror e incluso que mueran en el intento (incluidos niños y niñas), me hacía sentir la necesidad de pedir perdón de corazón ante cada persona de las que allí se encontraban. Desde ese momento para mí dejaron definitivamente de ser "números en el telediario" y tomé el compromiso conmigo misma de que, al menos, contribuiría en compartir esta experiencia y esta información para concienciar a más personas de que, si existe un Primer Mundo es porque existe un Tercer Mundo, al que explotamos en todos los sentidos.
Y hasta aquí mi intervención. Os dejo a continuación un vídeo en el que intervienen varias personas, tanto migrantes como profesionales de referencia. Son 14 minutos, pero os recomiendo que lo veáis hasta el final.
- Testimonio 1
Link: Valla de Melilla: la peligrosa frontera que separa UE de África
Voy a destacar aquí varias frases que considero no pueden pasar desapercibidas del video:
"En Europa no se puede utilizar eso [la concertina] para cazar animales y se está utilizando para cazar personas".
"Cuando llegamos a Libia ME VENDIERON a unos árabes" (recalco, esto es ACTUAL. Hablamos de esclavitud REAL)
- Testimonio 2
"Estuve dos años cruzando África hasta llegar a las costas de Europa. Dos años en los que he tenido que sortear todos los mecanismos que Europa ha implantado para externalizar su frontera. Crucé Nigeria, Niger, Argelia y Marruecos. La primera y gran dificultad fue cruzar el desierto del Sáhara. Se habla mucho de la gente que muere en el mar pero nadie habla de todos los que mueren en el desierto. No hay cifras. Sólo los que han tenido que atravesar el desierto saben de lo que estoy hablando. Éramos 4 personas, estuvimos 4 días sin comer, sin beber. Deshidratados. Sin fuerza. Al tercer día, uno de los chicos, Ibrahim, dijo que no podía más. Ya no respondía. Tuvimos que enterrarle en la arena y seguir el camino. No lo olvidaré nunca. Cuando llegué a Argelia es donde me di cuenta de que yo era diferente. Ya había salido del África negra. Ves y sientes el racismo en todas partes, en todos los pueblos por los que pasas. Y la represión policial, tanto en Argelia como en Marruecos, donde los agentes hacen de guardianes de Europa.
En Argelia dormíamos en unas grandes tuberías, como las llamábamos, por donde ya no había agua. Recuerdo una noche, durante una redada policial, en la que prendieron fuego a las dos entradas de la tubería. Estábamos dentro. El primer chico que intentó salir, tuvo quemaduras en el 80% de su cuerpo. Logramos salir de Argelia y llegamos a Marruecos. Allí estuve un año viviendo en el monte Gurugú, de un lado a otro. Intenté cruzar 3 veces a Melilla. La primera vez que llegué a los pies de la valla, se me cayó el alma a los pies. Vengo de un país en el que todos los días salen maderas, petróleos y recursos en dirección a Europa, sin ningún tipo de control. Me di cuenta entonces de que las mercancías eran más importantes que yo. Más importantes que mis compañeros. Ahí es donde me di cuenta de la gran vergüenza erigida en Ceuta y en Melilla. Una doble valla de 6 metros, con pinchos y alambres, para impedir que vengan los pobres. La última vez que lo intenté, vi cómo un joven se quedaba enganchado a la valla por las axilas y la policía marroquí, desde abajo, le tiró de las piernas. Ha sido una de las cosas más horribles que jamás he visto. Yo sólo tenía 18 años y fue en ese momento cuando decidí dejar Melilla e intentar entrar por Ceuta. Y entré nadando, en el Tarajal, donde en el 2014 “murieron” 15 personas. Murieron, oficialmente. Cuando yo llegué, años antes, la Guardia Civil ya nos disparaba pelotas de goma. Los disparos en la frontera siempre han existido y hay que decirlo. Yo llegué inconsciente y desperté en un hospital, a donde me había llevado la Cruz Roja. En la frontera sur hay innumerables sistemas de control. Y yo me pregunto, con todos esos mecanismos… ¿cómo nos explicamos esas muertes? Esa es la pregunta eterna que me atormenta cada día. A veces pienso que el dejar morir es un método disuasorio para que no vengan. Se habla mucho del efecto llamada y, para que no vengan, hay que dejarlos morir.
Mientras Europa no deje de expoliar a África, no dejarán de venir africanos. Tienen que asumirlo. No salimos por gusto a la muerte, no salimos de nuestros países porque queramos morir. Salimos sabiendo incluso lo que nos espera en la frontera sur. ¿Por qué? Porque esas guerras, esas miserias y esa pobreza está íntimamente relacionadas con explotación de los recursos de nuestro continente. Fue Europa la que quiso unir su historia a África. La que invadió el continente y se lo repartió como si sus tierras fueran trozos de tarta. Dejen a los pueblos desarrollarse sin el intervencionismo salvaje y paternalista de Occidente. Dejen de decir que hay que dar voz a África. África ya tiene voz. Déjenla en paz. Hay personas pagando miles de euros para meterse debajo de un coche y llegar a Ceuta y Melilla. Con ese dinero, cualquier europeo se paga el viaje de su vida a cualquier parte del mundo con el pasaporte que tienen. Revisen la ley de extranjería que nos persigue, que nos asfixia, y respeten los derechos humanos, que son pisoteados cada día.
Como decía Einstein, el mundo no será destruido por los que hacen el mal sino por aquellos que los miran sin hacer nada”.
El 80% de los yacimientos mundiales de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo (RDC), un país rico en recursos naturales. Tan rico, que se estima que solo en recursos sin explotar hay 24 trillones de dólares, lo que equivale al PBI de EEUU y Europa juntos. (https://janegoodall.org.ar/coltan/)
Bufff una pasada de entrada Eli!!! durísimos testimonios.
ResponderEliminarHace ya tiempo que pensaba aquello de que no podemos bajarnos de la espiral del capitalismo, pero si podemos cambiar nuestras prioridades y modo a la hora de consumir, pero a medida que crezco siento que eso es insuficiente y que acabaré viviendo en una cabaña pahí en el bosque o qué se yo.... jajaja también hay días que me levanto y me acuerdo de una frase que leí hace mucho tiempo en El País: "No creo que sea correcto trasladar la responsabilidad de aquellos que deberían tenerla a aquellos que están dispuestos a asumirla".
Lo que te quiero decir es que hay mucha parte que debemos hacer nosotros pero no podemos autoexigirnos cosas que corresponde que exijamos a los que mandan
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LEER ESTA ENTRADA! De verdad, para mí es importante y temía que no la fuese a leer nadie jeje.
EliminarRespecto a lo último que dices, en realidad ¿quienes tienen la responsabilidad de todo esto? Es verdad que hay decisiones que, si no se toman desde los cargos políticos, poco se puede hacer. Pero aún estas de alguna manera también nos corresponde a la ciudadanía en general exigirlas, ya que mientras el pueblo no se mueva, los políticos aún menos. Además, respecto al consumo, tod@s sabemos que si algo no vende se deja de fabricar. Si como sociedad apostásemos por un consumo ético, la explotación no tendría ventas y dejaría de ser un negocio.
De nuevo, muchísimas gracias por leerme y por tu comentario, Fabio! ^^
Me ha encantado esta entrada Eli y me parece súper necesaria, porque todos nos escudamos en el "yo solo no puedo cambiar nada" y en mirar para otro lado y al final del día eso es ser parte del problema. Me has dejado con la piel de gallina, el estómago revuelto y con cargo de conciencia y planteándome qué puedo cambiar para dejar de ser parte del problema, así que tu cometido de remover a la gente lo cumples de 10.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por leerme y por tu comentario Marta! De verdad agradezco mucho que te haya servido para plantearte qué puedes hacer al respecto, ya que ese precisamente era el objetivo de esta entrada ☺️ así que, gracias de nuevo!!! ❤️
EliminarQue triste todo la verdad... Se ha globalizado la economía, pero ni mucho menos lo ha hecho la sanidad, derechos sociales, la educación... Vaya, que se ha globalizado lo que a un pequeño porcentaje de la población le venía bien que se globalizara, con la excusa de que así les ayudamos a que se desarrollen para que alcancen nuestro nivel de vida, cuando sería insostenible para la Tierra que todo el mundo alcanzase nuestro nivel de consumo.
ResponderEliminarConforme avanzaba leyendo, cada vez me hacías sentir más hipócrita.
Me ha encantado/indignado tu entrada Eli, desde luego que no deja indiferente a nadie!!
Muchísimas gracias Rubén! De verdad te agradezco mucho que hayas leído esta entrada y más aún tu comentario. Has dicho algo muy cierto y es que sería insostenible que todo el mundo (literal) llevase nuestro nivel de vida. Realmente ya es insostenible "tan solo" por el consumo, despilfarro y contaminación de los denominados primer-mundistas...
EliminarBueno, no era mi intención que te sintieras hipócrita (he de decir que tod@s en mayor o menos parte, lo somos), pero me alegro de que te haya removido de alguna manera, ya que ese era el objetivo, luchar contra la indiferencia. Así que, de nuevo, muchas gracias Rubén!!!
Que interesante me parece todo esto, debemos tener más conciencia sin duda
ResponderEliminarPues sí, así es. Muchas gracias por leerme y comentar! ☺️
EliminarEs la rueda eterna que nunca acaba...
ResponderEliminarBueno, ojalá algún día (antes de cargarnos La Tierra) nos hagamos conscientes de ello y rompamos la rueda
EliminarMuchas gracias por leerme y comentar!! ❤️
Obviamente los consumidores tenemos un gran poder (sobre todo si nos alineamos en un sentido) pero mientras se sigan transmitiendo valores relacionados con consumismo, mientras las empresas sigan apostando por el fast fashion y todas las acciones en otro sentido sean puro marketing y greenwashing y mientras primen los intereses políticos por encima de cualquier otra motivación, los grandes cambios serán difíciles de ver en el corto-medio plazo
ResponderEliminarSí sí, eso por supuesto. Pero siempre podemos aportar nuestro granito de arena para que se de ese cambio.
EliminarMuchas gracias por leerme y comentar! ❤️